domingo, mayo 25, 2008

Mi Buenos Aires querido

Buenos Aires es una ciudad que enamora, mucho. Comparada con Santiago está llena de vida, con una onda muy distinta, mucho más relajada, no sé. Hace tiempo que no iba, la última vez que fui era chica y dudo haberlo disfrutado tanto como ahora. Son esos detalles que le dan esa vida única, sus calles con esos edificios antiguos, la gente que te saluda en todas partes, los cafés y restaurantes abiertos todas la noche (mientras acá te echan de los pubs antes de las 2, y anda a pedir comida a un restaurante después de las 11, porque la carita que te ponen...). Sus librerías abiertas hasta tarde en la noche que más que una parada de compras son un panorama completo, la gente caminando por las calles, chicas solas, señoras de la edad de mi mamá saliendo en las noches, la gente en los cines, en los cafés... los detalles que le dan esa onda inigualable que te atrapa y no te suelta. Buenos Aires es una ciudad con muchos problemas, como prácticamente todas en el mundo, pero comparada con la mía, sinceramente encanta. Yo me habría quedado feliz, caminando por esas calles toda la noche, conversando en un café hasta la madrugada para volver al hotel bañada en el amanecer.

Mis vueltas de viajes siempre son duras, en esos temas soy bastante nostálgica. Y creo que ésta será particularmente difícil. Fueron muchas experiencias lindas, muchas las ganas de quedarse allá por otros 5 días más.

Y uno de los detalles más hermosos de mi viaje: ver a Lisandro Aristimuño en vivo. Cuando me enteré que Lisandro tocaría cuando yo estaría allá, me emocioné muchísimo; cuando llamé al local, consulté por las entradas, horarios, y verlo se transformó en una realidad próxima, me emocioné en demasía. Claro que no faltaron las complicaciones, partiendo que salimos del hotel bastante más tarde de lo que me habría gustado, cuando llegamos había una fila de una cuadra, y cuando llegué a la puerta... no me dejaron entrar porque no andaba con mi identificación. Menos mal que mi mamá me acompañaba, o si no me habría desmayado ahí mismo. Putié tanto internamente, no iba a putear a la señora de seguridad porque estaba haciendo su trabajo (aunque en mi mente de todas formas se repetía incesantemente la palabra perra, perra, perra), me enojé porque mi papá había insistido por guardar él nuestros documentos con los papeles del viaje, me enojé porque no se me había ocurrido que era lógico que en un local de ese estilo me pidieran id, me enojé por todo. Mi mamá me agarró de la mano mientras hacía parar un taxi y a mi se me corría el delineador por unas lágrimas incontrolables que caían por mis mejillas. Después de una aventura que constó, primero de ubicar a mi papá que había ido a comer con mis hermanas, y luego de ir al hotel y volver, la señora de seguridad se disculpó pero explicó que era su trabajo, y "disculpá mi amor... pero shegaron a tiempo, va recién en el segundo tema" y entramos y entonces nada más que una guitarra, un Lisandro mucho más alto y delgado de lo que me imaginaba, y un rojizo vendaval, conoció la sal en la fiebre que nació...

Ver a Lisandro Aristimuño en vivo es, a falta de una mejor descripción, una experiencia demasiado bella. Porque baña y llena todo el lugar con la luz tan azul turquesa de su música, con una vibra y una emoción luminosas... me emocioné demasiado. Era todo demasiado lindo. Y admito que cuando tocó "Anochecer" fué uno de los momentos en que sentí un nudo en la garganta mayor que los anteriores (porque no fue el único). Creo que la única razón por la que no se me escaparon lágrimas de lo lindo y azul que era todo, fue por lo que había llorado en el taxi camino al hotel a buscar el carné.

Una experiencia hermosa, bella, increíble, que me dejó loca. Y creo que es imposible no enamorarse, aunque sea un poquito, de Lisandro después de haberlo visto en vivo.

lunes, mayo 19, 2008

Distracciones.

Hoy estuve bastante rato estudiando, o mejor dicho intentando estudiar sistemas newtonianos, pero terminé rindiendome porque mi nivel de estupidez estaba extremadamente alto; se me olvidaban detalles demasiado esenciales y triviales, mi mente parecía funcionar como un engranaje muy, muy lento y pesado, y básicamente no se me ocurrían las cosas.

Probablemente se deba a que vengo acostándome tardísimo desde hace unos 4 o 5 días, y el cansancio me esté pasando la cuenta. ¿La opción? No seguir tratando de estudiar por hoy, acostarme temprano esta noche y empezar de nuevo mañana. Ojalá entonces, por lo menos, me demore menos de 1 hora por problema.

jueves, mayo 15, 2008

Pick-pocket

Hoy día me robaron la billetera en el metro. Al principio, intenté buscar todas las explicaciones posibles de dónde se me podría haber quedado, o de cómo se me podría haber caído, pero cuando le conté la situación a mi mamá y me contó algo parecido que le había pasado, empecé a rememorar mi combinación en Los Héroes y no había por dónde: me habían sacado la billetera de la mochila.
Figuraba yo en Lo Héroes línea 1, esperando para combinar. Llegó el tren, como siempre me puse al lado de la puerta para dejar bajar antes de subir, y adelante mío había un niño que no debe haber tenido más de 12 años, y que subiéndose al metro me empezó a preguntar estupideces que sencillamente no se preguntan cuando uno ya tiene un pie adentro del metro, como "¿Por éste lado se va a Escuela Militaaaar? ¿Aaah yaaa a Escuelaaaa?". La cosa fue que justo mientras el cabro chico me hablaba fue el segundo de descuido en que, en lugar de abrazar mi mochila como suelo hacerlo en hora pick, la tenía colgando de un hombro, hacia el lado. A medida que voy entrando al tren me van empujando, lo que me parece extraño porque no iba tanta gente atrás mío; sólo una señora gorda flaite y un flaite (disculpen las expresiones peyorativas, pero tengo rabia). La cosa es que entro al metro, abrazo mi mochila, y veo que el bolsillo de adelante está totalmente abierto, que de mi billetera no habían ni rastros y que el cabro-chico-pregunta-leseras venía con la vieja y el tipo flaite. Creo que la conclusión salta a la vista.

El hecho en sí no fue tan terrible; por esas iluminaciones de la vida no andaba trayendo en la billetera más que 2 lucas con la que pensaba comprarme un Caramel Macciato en el Starbucks camino a mi casa, y recuerdos varios como entradas a museos, conciertos, la credencial de la escuela de verano, tarjetas de tiendas (onda con la dirección, no de crédito), la tarjeta del club de lectores, fotos de pololo/amigos... cosas con gran valor sentimental, pero no monetario. Mi carnét, el pase, la TUI y todas esas cosas de importancia, no suelo tenerlas en la billetera... menos mal.

Así que al fin y al cabo no es más que un mal recuerdo. Me da lata, me siento como "ultrajada" ya que nunca me habían robado nada (excepto el cuasi-robo de mi ipod en una micro el año pasado), pero no me queda más que agradecer al destino porque no llevaba nada vital.

domingo, mayo 11, 2008

Megáfonos

Anoche soñé que alguien hablaba por megáfono. Desperté, eran 10 para las 6 de la mañana y podría jurar que había alguien hablando por megáfono. Probablemente fue debido a ese extraño estado de limbo entre estar durmiendo y estar despierta, pero recuerdo que andaba como un auto de seguridad ciudadana y cuando vi las luces por la ventana pensé que había pasado algo. "Ah, por eso hablaban por megáfono --pensaba mi mente semidormida--, y soñé con eso porque dormida escuché lo que estaba pasando afuera". De ahí fui al baño, volví a mi cama y seguí durmiendo. Ahora, parecía bastante incoherente que alguien estuviese en la calle a las 6 de la mañana hablando con un megáfono; miré por la ventana y no había nadie en la calle (sólo el auto de seguridad, que pasaba como pasa, supongo, todas las noches), y nadie en mi casa se despertó. Supongo que fue producto del limbo. A veces tengo limbos en exceso reales. No recuerdo qué estaba soñando, sólo recuerdo el megáfono, como en Escuela Militar cuando avisan las micros que vienen.

Me encantó este fin de semana; viví mucho, viví momentos importantes en las vidas de gente importante para mí. Fotos y comentarios Muestra Uno, durante la semana.

PD. Acabo de escuchar por primera vez a Michael Buble, qué voz más agradable..

lunes, mayo 05, 2008

Time off, anyone?

Hace bastante tiempo que no escribía aquí, como suele pasar cuando me lanzo de lleno al mundo académico. De hecho, hace bastante tiempo que no escribo, dibujo, ni me expreso muy libremente en general. Lo bueno es que de aquí a 3 semanas estoy bastante "libre" (dentro de lo que se puede llamar libre en mi facultad, que es: no tener controles en la semana). Así que espero tener tiempo para actualizarme.

En este momento figuro escribiendo un trabajo sobre el Principio de razón suficiente de Leibniz, para un ramo de filosofía. Suena muy no-yo, pero en verdad me encanta. De hecho, me he dado cuenta de que últimamente mi comprensión lectora se ha ido un poco a las pailas, probablemente debido a la alta cantidad de números y letras -que en lo menos casos forman una palabra- que veo diariamente. Una vez en un grupo de Facebook, de esos típicos "Sabes que estudias ingeniería si..." decía "Si te cuesta leer, porque ves puras constantes". Y yo no he llegado a ese punto, pero sinceramente he notado que me está costando un poquito más de lo normal comprender rápidamente la palabra escrita. Y es por eso que hoy decidí que, aunque tenga que madrugar todos los días, no rebajaré mi cuota de lectura, trataré de mantenerla como era en tiempos de colegio/preuniversitario (que probablemente era un 300% mayor que ahora). Me aterra dejar de ser una junkie for the printed word. Puedo ser una junkie for numbers, pero mi lado humanístico/ratona de biblioteca no quiero que me lo quite NADIE.

Así que, ¿semanas "libres"? A leer se ha dicho.