Aviso de utilidad pública

Por razones personales,
me cambio de casa
temporalmente.

Quienes deseo que puedan seguir leyéndome,
tendrán mi nueva dirección bloguística a la brevedad.

Y espero volver a recibirlos aquí,
muy pronto.

Poesía

Ese calor
recalcitrante
en todas mis venas
eres tú
colándote
por cada uno de mis poros.
Nuestras almas
abrumadas
y contrarias a toda orden
se llaman
a gritos,
se buscan
en el Universo infinito
de las probabilidades.
Y yo en ese mundo
te beso,
con un dedo sobre tus labios hago callar
toda represalia
verbal, pero no lingüística
las lingüísticas las aprovecho
para anudarte a mí,
beso profundo,
ojos y escamas,
calor.

No podemos huir
de tú y yo,
el uno dentro del otro.

No podemos huir
de ese nudo que la vida esa noche
nos deparaba.

02/03/09

* * * * *

Admito que, hasta hace un tiempo, la poesía nunca llamó mayormente mi atención. Había poemas que me cautivaban, si, pero nunca me había dedicado a ella, a leerla con paciencia reconociendo los distintos matices, ni menos a escribirla. Jamás se me habría ocurrido escribir poesía, tal vez por la misma razón de que no me había dedicado a explorarla. Pero justo en un momento difícil, en un quiebre en mi vida, la poesía empezó a llegar a mi por su propia cuenta: de golpe noté que no había libro que leyera en que no nombraran poetas, ni canción que escuchara que no mecionara su nombre, y qué decir de cuando empecé Los detectives salvajes esperando nada, sólo estaba ahí a mi alcance, y me encontré con sus poetas, pervertidos, viscerales, incansables al defender su arte. Y como todas las cosas que llegan en la vida hay que recibirlas, a la poesía la recibí con los brazos abiertos. Y he empezado a leerla como hay que leer la poesía, y ha empezado a entrar en mí y a llenarme, me embelesó. Y cuando uno empieza a leer poesía, los versos empiezan a salir solos. Los míos son de principiante, y dejan bastante que desear -- pero algo es algo, por lo menos ya me atreví a dar el salto y ahora siento que no podré parar, que ya entré en su vorágine. Y te agradezco, a ti, porque ya descubrí la primera buena suerte dentro de este quiebre: por la herida en mi corazón, la poesía encontró la manera de llegar hasta su centro. Y cuando algo ya alcanza ese punto, bien sabemos los enamorados que no hay forma de hacer que salga.

Mala suerte en el juego...

Este fin de semana, jugando between* con mi familia del sure, tuve la peor suerte que he tenido en mucho tiempo. Rara vez me salieron dos cartas con más de un número entre ellas, las veces que me salía algo más decente perdía y, cuando decidí retirarme porque ya era musho, la jugada que le salió a mi prima (y que habría sido para mi) fue un As y una reina. Y mientras veía mi capital de monedas de $10 desvanecerse en el plato que servía de pozo, me lamentaba porque mi mala suerte y mi bajón me estaban afectando en todo, incluso en esto. Sin embargo, al verme obligada a retirarme del juego, mi tío me dice como consuelo, "mala suerte en el juego...". Y entonces por un segundo pensé qué gran ridiculez, si en el amor si que no ando con suerte, pero después meditándolo, puede ser que no... y en ese caso, ¿cuál sería mi buena suerte? Tal vez la separación si sea para estar mejor que nunca juntos en el futuro; tal vez todo este tiempo estuve equivocada y la persona para mi es otra y ahora tenga la oportunidad de conocerlo; tal vez le haga ver que nosotros somos la verdad y no hay más... por ahora sólo queda esperar la buena suerte venidera, deseando que el refrán sea cierto, esa idea hizo que no me dolieran tanto las monedas perdidas, e incluso que me sonriera un poco, sólo un poco, el corazón (y pucha que cuesta por estos días...)

(Cabe agregar que al otro día en mi visita al recién inagurado casino de Talca mi suerte siguió igual, y qué decir del between madrugador post-casino.)

*El between es el juego de cartas en donde a uno le dan dos cartas, y hay que apostar porque la que sigue será un número que esté entre las dos anteriores.