jueves, octubre 18, 2007

Push your luck

El lunes recién pasado hice una de las cosas más terapeúticas que había hecho en mucho tiempo: saqué una bolsa negra, de esas de basura, llena de estupideces de mi clóset. Saqué todo, pero absolutamente todo, y me dispuse a, de una vez por todas, botar esas cosas que guardaba y acumulaba sin razón. Soy buena para acumular cosas inútiles sin razón, con la sensación de que algún día me servirán para algo (y, obviamente, sólo rara vez sirven de verdad). La cosa es que boté y boté, tanto ropa como papeles, pedazos de tela, calcetines guachos... todo lo que en verdad era acumulación por nada. Y con ese ímpetu de botar y dejar atrás lo inservible, me dispuse a limpiar una caja que estaba en el piso de mi pieza, sepultada por papeles de colores y afiches viejos. La cosa es que en mis peripecias de limpieza me topé con cierto cuaderno que no tomaba hace algo más de dos años. Lo comencé a hojear, y en ese charco de agua ví a una yo que ya no era yo; ví cosas tan pasadas, oleadas y sacramentadas y patéticas, que aproveché el momento para deshacerme de eso también.

Y ver mis manos rompiendo esas hojas que hace años había escrito, probablemente con los ojos llenos de lágrimas o con el corazón roto sin razón, me dió una energía impresionante; una sensación de renovación que pocas veces he experimentado. Admito que esbocé más de una gran sonrisa al ver como todas esas letras se transformaban en nada más que pequeños papelitos que caían en una bolsa negra.

Y fué como una limpieza también mía. Una renovación kármica (anoche se me ocurrió ese término, y me agradó bastante). Fue como litros y litros de agua que caían en cascada sobre mí. Es increíble el efecto positivo que tuvo sobre mí el deshacerme de todas esas cosas, que dentro y fuera de mi clóset, sólo acumulaban energías y recuerdos de tiempos pasados, que ahora, mirando hacia atrás, se ven mucho, bastante, demasiado más grises que mi hoy.

Así, después de esa hermosa tarde con gotas de lluvia cayendo de la nada sobre mi cara, con arcoiris y tu mano; seguí llenándome aún más de colores. Y hasí hes como me hagrada realmente.


It doesn't feel good, it doesn't hurt
I can't explain it without words
You're like the sunrise, you're like the sun,
you're like the young bird that hasn't sung.
I can't look at you, you're so beautiful...

1 comentario:

Alejandro dijo...

¿Como no voy a saber de guardar cosas inutiles con el pretexto (y casi la obligacion) del "algun dia me serviran?

Igual, mucho no sirve xD papeles, objetos y boludeces asi, todavia estan en mi cuarto... pero no me decido a tirarlos... anda a saber por que...

Hace unos cuantos meses, me encontre algunas hojas mias con poemas escritos por mi hacia alguna señoria que me gustaba cuando todavia cursaba la secundaria. Obviamente, me puse rojo como un tomate y me insulte de muchas formas posibles...

Que pelotudo que era antes xDxDxDxD

Nos leemos,señorita!!