viernes, noviembre 21, 2008

Martes

En media tarde recorrimos medio centro de Santiago, tomados de la mano aunque nos hiciera transpirar. En cada esquina nos quedamos demasiado ocupados, mirándonos, y nos demorábamos en cruzar. Nos reímos de nuestra mala suerte al no poder visitar a Velasquez, caminamos por la sombra sin un rumbo muy certero, pero yo sé que de tu mano nunca me voy a perder. Un dulce helado que se derrite, una despedida y el amargo regreso a la realidad.

Yo llevo tu sonrisa como bandera...

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