lunes, noviembre 17, 2008

Contando cuentos

Llevo no sé cuántos días acostándome a la hora del ñafle, debido primero a cervezas, segundo a conversaciones de mujeres, tercero a discusiones sobre vacas arriba de techos, y cuarto al tamaño que deberían tener los ojos de un caracol para ver como un humano. No me quejo, de hecho estos días con esa brisa de academicismos acabándose me trae una creatividad que ya me hubiese gustado tener para la pregunta 1 del control 3 de Mecánica.

¿Hay algo más terapéutico que crear?
Lo dudo. Es verdad que hace un tiempo no escribo cosas buenas acá, pero por mis libretas han aparecido un par de cuentos bastante decentes, algunos prospectos de tatuaje e incluso hoy hice mi primer autoretrato; y espero también pronto empezar -nuevamente- a tratar de pintar. Lo que es ayer, me pasé toda la tarde rodeada de un aroma exquisito, viendo cómo de mis manos salían flores que iban a dar a mi pelo. Y yo, con la sonrisa de oreja a oreja porque falta nada para poder disfrutar del sol de la tarde en mi pieza, sin una preocupación, sólo creando, leyendo, escribiendo, haciendo. Sin números ni sistemas de coordenadas, por un tiempo.

Y para disfrutarte a tí, por supuesto.

1 comentario:

chamico dijo...

me complica esa separación estudio/cosas chori

por eso trato de relacionarlos todo el rato...aunque a veces no hay caso =P

oyeeeee, me interesaría ver esos dibujos! tienes posibilidad de escanearlos?

que le vaya bonito!