martes, diciembre 23, 2008

Feliz vanidad

A pesar de que no es la primera vez que trabajo en una multitienda para juntar plata para el verano, este año me ha tocado ver muchas cosas que me han impresionado. Para empezar, yo no soy de grandes tiendas en lo absoluto e intento evitarlas a toda costa, así que el solo hecho de tener que pasar 10 horas todos los días encerrada en una ya me tiene per sé la cabeza colapsada.

Mas allá del consumismo que se desata en estas fechas, me tiene impresionada la falta de respeto por parte de la gente hacia las personas que trabajan en la tienda. Porque me ha tocado estar de rodillas doblando poleras, para que venga una vieja, tome una, la mire apenas y después la vuelva a tirar al montón, sin siquiera darse el trabajo de intentar dejarla doblada como estaba. Más allá de las personas que no te dan las gracias por buscarles la puta polera de la talla y el color que quieren por toda la sección, más allá de las viejas a las que les gusta absolutamente nada, más allá de la gente que no parece tener los engranajes cerebrales lo suficientemente aceitados como para darse cuenta que lo que va colgado se vuelve a dejar colgado y no encima de lo que va doblado, lo que más me impresiona es el hecho de que la gran parte de los clientes parecen olvidar por completo -o pasarse por donde quieren- el hecho de que en ese lugar hay gente trabajando para ellos, que va a tener que ordenar todo el desastre que ellos dejan. Ahí eres invisible, a no ser que te necesiten. Y es esa capacidad de la gente de olvidarse tan fácilmente que hay otras personas alrededor lo que más me ha impactado.

Pido disculpas por el texto tan poco elaborado, entre las 10 horas diarias de villancicos y el reggetón de la sección de electrónica, mis neuronas no están totalmente funcionales. Feliz vanidad.

De hecho, el desarrollo de la idea de feliz vanidad debiese ser bastante más elaborado y no tan relacionado con ésto. Tal vez algún día lo concrete.

jueves, diciembre 11, 2008

De noche.

La soledad máxima es cuando nadie te entiende, ni te quiere entender, ni te escucha; la soledad máxima corresponde a ser tan y absolutamente dueños de la tan absoluta verdad, que nadie mas que nosotros mismos la entiende.

Porque por muy acompañados que estemos en este mundo, si es que somos dueños de una verdad absoluta que nadie es capaz de comprender, estaremos tan solos que cualquier palabra que nos digan sólo infundirá más desesperanza. Lo más probable es que aquella verdad a la que tan fuertemente nos atenemos tenga que ver con nosotros mismos; es una idea en nuestro interior que, ególatramente, sólo tiene que ver con nosotros y con nuestra situación particular en el espacio-tiempo. Es por eso que nadie jamás llegará a comprender tan querida y defendida verdad. Algunos incluso podrán intentar ponerse de nuestro lado y darnos la razón, mas este intento mismo ya es, de por sí, iluso, puesto que nadie puede comprander en su majestuosa totalidad, alguna verdad que no esté intrínsicamente relacionada con sí mismo. Es por eso que este intento causa más desesperanza por parte del solitario, pues desde un principio se sabe que lapersona no está haciendo más que emitir palabras sin sentido sobre una verdad que para él carece absolutamente de éste y, por tanto, lo hace sólo para consolar al solitario, que llora al extremo opuesto de la línea telefónica.


Anoche estaba sola, pero hoy ya me encontraron.

miércoles, diciembre 03, 2008

Física cuántica vs. conciencia

En estos últimos días de tenido la oportunidad de leer diverso material e incluso ver un par de videos sobre física cuántica. Quienes saben algo sobre el tema comprenderán que, una vez que se empieza, es un poco difícil dejar de pensar en él. Y anoche en la madrugada, acostada en mi cama, en vez de intentar dormir pensé sobre varias cosas.

Para quienes no saben de física cuántica, ésta trabaja con probabilidades, casos posibles. Una de sus principales premisas, o áreas de estudio, corresponde al hecho que las partículas están y existen en todas las posiciones posibles donde puedan estar y existir, pero somos nosotros, al observarlas, los que hacemos que estén en sus lugares -para nosotros- "correspondientes". Es decir, mientras tú no me estés viendo, yo puedo estar en Pekín, o en Bahía, o detrás tuyo acechándote mientras lees ésto. O, mejor dicho, mientras tú no me veas, yo estoy en Pekín y estoy en Bahía y estoy detrás tuyo acechándote. Pero, en cuanto me veas sentada escribiendo, entonces estaré definitivamente ahí (o en cuanto te des vuelta a mirar detrás tuyo, yo ya no estaré ahí). Entonces anoche, metida en mi cama, pensaba en eso de estar en todos los lugares posibles a la vez. Cerré los ojos y pensé "en este momento no estoy observando mi pieza, ergo, estoy en Pekín y en París y en Buzios y en la selva amazónica y en la Plaza de Armas y etc.". Sin embargo, yo sabía que estaba en mi pieza. Tenía la absoluta certeza de que, al abrir los ojos, me vería en mi pieza, rodeada de mis pósters astronómicos y mis cosas de colores. Y, aunque me daban ganas de mirar por el rabillo del ojo para poder ver algún chino caminando por Pekín o algún árbol de la Plaza de Armas, por más mínimo que sea el acto de visión, al simplemente ver, yo estaría en mi pieza.

Esa intervención de la conciencia en la teoría cuántica me perturbó. Pues yo sabía que estaba en mi cama, sentía el contacto de la sábana y de la tela de mi pijama con mi piel. Era conciente de que estaba en mi cama. Entonces dije "bueno, como tengo tanta conciencia de estar en mi cama como la tengo de mi cuerpo, extendamos mi calidad de observador a todo mi campo sensorial, es decir, el observador ya no soy yo, sino yo con mi pijama en mi cama". Pero aun así, la conciencia de que mi cama está en mi pieza no me permitía hacerme la cuántica idea de que, al cerrar los ojos, mi cama estaba en cualquier otro lado.

Claro que mi gran error dentro de todas mis elucubraciones fue considerarme a mí como observador de mí misma, ya que claramente yo siempre (o casi siempre) soy conciente de estar en mi cuerpo y de dónde mi cuerpo está. Pero ¿qué pasa con todas las otras yo para un observador externo, dígase tú? ¿Serán todas esas probabilidades también concientes de su ubicación y su forma? Tal vez si mi probabilidad de existir se hubiese concretado, digamos, en una roca en lugar de una persona, yo sería conciente de nada, ergo si mi yo-roca pudiese llegar a "cerrar lo ojos" o su equivalente en vida roca, estaría en Pekín y en la Plaza de Armas al mismo tiempo. ¿Es entonces la noción de conciencia también algo cuántico? ¿Es mi "configuración electrónica" (de electrones, no es que funcione con corriente eléctrica) lo que me da mi conciencia determinada? ¿Es la conciencia independiente de, digamos, un concepto como el alma? Tal vez todos esos conceptos más bien etéreos que tenemos sobre nosotros mismos dependen tanto de un electrón o un quark como una simple partícula en un laboratorio o el funcionamiento del LHC...



(Continuará, algún día...)

Para iniciarse en el tema de la física cuántica, recomiendo la película
What the bleep do we know?, con un título que le hace total honor al tema que trata.


I AM HE AS YOU ARE HE AS YOU ARE ME AND WE ARE ALL TOGETHER...

martes, diciembre 02, 2008

Ahora mi blog parece hecho de piel de pez.

Una de las peores cosas que puede pasar en la vida es enterarse, después de una semana vacacionera absoluta, que se tiene que dar un exámen. Porque la mente está en ese estadorelajoabsoluto hago lo que quiero, salgo a donde quiero, leo lo que quiero, duermo lo que quiero y de golpe debe volver a ese estadoestresadodescrestado derivar, integrar, dominio, etc y puáj. Y uno lo único que quiere es ser uno. Pero la responsabilidad en mi cabeza se dedica a obligarme que no lo sea. Por lo menos es el viernes. No me queda tanto tiempo, pero no sé si eso sea bueno o malo (tomando en cuenta que deberíaestarestudiandoahorashá).

Pero no me quejo, la semana intermedia de vacaciones que acabo de tener fue de las mejores. Hasta empecé a pintar y dibujar. La cosa es que es como una semana de vacaciones en medio de un período de no-vacaciones, porque la otra semana entro al laburo. Por lo menos ahí lo paso bien, en esa burbuja del consumismo que me hace querer consumir cada vez menos. Y a la gente, querer consumir cada vez más. Bueno. Nunca se le puede dar el gusto a todo el mundo.

Foto: conjunción Venus-Júpiter-Luna, tomada por mí con mi común y corriente cámara digital, exposición de 2 segundos (lo máximo que da mi cámara) porque o si no, no se notarían los planetas. Pero eso hace también que la Luna se vea más brillante de lo que estaba. Ah, empecé a leer "El Universo en una cáscara de nuez", y es una volada cuatiquísima que aún no logro entender del todo, pero espero hacerlo alguna vez. Y espero que no sea absoluta e imperantemente necesario para mi carrera científica entender las voladas en 11 dimensiones de Hawking y sus colegas.

(El punto rojo que se ve abajo es nada astronómicamente relevante, creo, probablemente alguna luz entrometida, al igual que la de la izquierda, arriba. No, perdón, al marcar la foto con el mouse se vé más clara y se nota que las luces entrometidas son reflejos de luces en las hojas del Níspero afuera de mi casa. "Highlightéen" la imagen con el mouse si no me creen.)